Las centrales de franquicia estiman y definen un nivel mínimo de población para que su negocio sea rentable. Si su localidad está por debajo del umbral de habitantes que han decidido es muy probable que pierdan interés por su oferta. Las pautas que imponen los franquiciadores a la hora de seleccionar a sus futuros franquiciados suelen ser muy rígidas y estrictas. Quizás por esta razón dejan sin valorar características particulares que podrían variar el enfoque general y que les darían beneficios.
Este es un error muy habitual ya que en ocasiones un dato inicial como es el número de habitantes, se convierte en un requisito primordial e imprescindible y no tienen en cuenta otros factores que podrían modificar un criterio estadístico predefinido. Normalmente una propuesta para una población inicialmente desaconsejable pueda contar con otras ventajas que la conviertan en atractiva, por lo que si realmente cree que el concepto de negocio de alguna franquicia puede tener éxito en su localidad, intente convencerles con argumentos objetivos.
Las centrales de franquicia establecen una población mínima para establecer su negocio en una población como ratio orientativo. El problema aparece cuando un inversor desea inciar el negocio en una población pequeña y la central no hace su trabajo, es decir, no realiza un estudio pormenorizado del área de influencia, edad media de la población, intereses, etcétera.
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