En un momento de crisis como la que estamos viviendo, el número de trabajadores autónomos sigue en declive, aunque por suerte, están apareciendo los trabajadores inmigrantes que se están lanzando a la aventura del trabajo autónomo, ante la barrera que están encontrando a la hora de buscar trabajo por cuenta ajena, y el sector de las franquicias está siendo el gran beneficiado por este aspecto.
Durante este pasado mes de marzo, el 30% de las altas de autónomos en la Seguridad Social fueron de ciudadanos sin nacionalidad española, con lo que, en total, ya hay 4.144 trabajadores autónomos más ahora que hace un año, según la información de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos.
De estas nuevas altas, una gran parte se produjo en el sector de las franquicias, ya que los trabajadores autónomos inmigrantes ven en el sector franquicia la mejor manera de minimizar los riesgos de su operación y optimizar así los beneficios futuros que pueden llegar a obtener.
Y es que la franquicia, al ofrecer un modelo de negocio ya probado, garantiza beneficios en el corto plazo, sin la necesidad de incurrir en los meses de dificultades iniciales que todo proceso de apertura de un negocio necesita. Por ello, los emprendedores sin una red de seguridad a la que acogerse en momentos de dificultades iniciales.
Por ello, son de gran importancia para la ciudadanía inmigrante que no tiene una red familiar que les pueda socorrer, y además, obtienen un retorno más rápido de sus inversiones iniciales.