En éstas, y en muchas otras páginas de las que teorizan sobre esta fórmual de colaboración empresarial, siempre se habla de seleccionar bien la franquicia para no equivocarse con posterioridad. ¿No habría que hablar también de elegir con criterio a los franquiciadospara que algunos empresarios no sintiéramos miedo a emplear esta fórmula por temor al fracaso de éstos?Naturalmente que sí. Pero es que en estas líneas ya se ha hablado, y no precisamente de modo escueto, de la relevancia que tiene una selección de franquiciados cabal para la buena marcha de una cadena de franquicias. ¿Qué sentido tendría dar cabida voluntariamente a quien, tarde o temprano, puede constituir un problema de convivencia empresarial? Y es que, como reza el título, la selección ha de emprenderse por ambas partes: el emprendedor y/o inversor ha de efectuar la suya, pero el empresario que adopta la franquicia como sistema para crecer en zonas a las que anteriormente no había dado prioridad, y lo que es más importante sin necesidad de recursos económicos propios o de financiación bancaria, ha de tener muy claro a quiénes concede el derecho de trabajar bajo el paraguas de su buen nombre, porque se juega en ello su reputación. Es preciso que elija de entre los candidatos sólo a aquellos que vayas a saber adaptarse a esta fórmula empresarial que, no nos olvidemos, tiene sus ventajas indudables, pero también sus servidumbres.