El contrato de franquicia es el elemento más importante en la relación entre franquiciador y franquiado. Es por esta razón que cualquier persona ajena a las profesiones jurídicas debe entenderlo y asegurarse de las condiciones legales, deberes y obligaciones antes de tomar responsabilidad.
El contrato debe ser sólido y se deben sortear muchos obstáculos. Por lo general, se utilizan unos 40 artículos, para que el contrato sea claro y conciso.
En primer lugar, la imagen de la marca tiene que ser consecuente con la definición del concepto, el perfil de los candidatos y los objetivos del franquiciador. Uno de los elementos que expresa esta coherencia, es el contrato que une al franquiciado con el franquiciador.
Por otra parte, es aconsejable que este contrato haga referencia al código ético de la Asociación de franquicias. Este código, por lo general, recuerda que el franquiciado no debe divulgar el Know How a terceros, así como también existe una cláusula para evitar la competencia al término del contrato.
Los intereses del franquiciador y del franquiciado están altamente ligados. La precisión del contrato sobre los nombres, las direcciones, las cualidades, el Know How transmitido, las obligaciones de cada uno dentro del marco del concepto, etc. todo debe estar claramente estipulado en el contrato. Sin embargo, en este contrato no se deben prever tareas imposibles de realizar en la vida real. Por ejemplo, prever diez visitas anuales por parte de franquiciador. Esto podría ser utilizado en su contra. Además, el franquiciado no debe interferir en la administración de la franquicia.
No hay que olvidar que el franquiciado es un empresario independiente. Igualmente cada cláusula del contrato debe tener una justificación válida.
Recuerda siempre que informarse es la clave para llevar adelante un proyecto de franquicia