Cuando decidimos dar el paso de ser nuestros propios jefes, solemos estar sometidos a multitud de presiones, incertidumbres y preguntas. Aunque parezca difícil, hay que tratar de organizarse y dar la prioridad que corresponde a cada cosa. En el caso contrario cometeremos errores que pueden llevarnos a un fracaso prematuro. Lo principal es planificar con antelación todo lo que vamos a hacer, ya que es una buena forma de ahorrar tiempo y dinero, algo que a buen seguro no nos sobrará durante los primeros pasos.
Una buena forma de empezar, es crear nuestro propio esquema del modelo de negocio que queremos llevar a cabo. Debemos tener claro que un modelo de negocio no es más que un diagrama donde se explica el funcionamiento de nuestro proyecto, de forma que todo el mundo lo comprenda. Puede parecer de lo más sencillo, pero para conseguir que esto funcione debemos hacernos una serie de preguntas que nos ayudarán a centrarnos en las ideas importantes.
- ¿A quién nos dirigimos? ¿Cuál es nuestro público objetivo? Es necesario que tengamos claro que nuestro producto no tiene por qué interesar a todo el mundo, es decir, debemos centrarnos en un público objetivo. Por ejemplo, si vendemos ropa para embarazadas nuestros clientes potenciales son mujeres en edad fértil. Eso no quita que pueda venir una amiga, pareja, familiar, etc… de la embarazada a comprarle algo, pero está claro que nuestros productos estarían orientados para ese colectivo.
- ¿Qué necesidades satisfaremos? No se trata de vender por vender, más bien es buscar una necesidad no cubierta por el público al que nos dirigimos. También es igual de válido crear una nueva necesidad que antes no existía. Un ejemplo de ello lo tenemos con los robots de cocina para bebés. Antes se cocinaba igual, pero cuando se creó este producto hubo una demanda de él, a pesar de poder seguir cocinando como hasta ahora.
- Estructura tu negocio. Define cuales son los pasos a seguir para cada departamento, cuales sus objetivos, como desarrollar su trabajo, quien se va a organizar de cada cosa, responsables, proveedores y contratas en caso de necesitarlos, contabilidad… Teniendo claro desde un principio el funcionamiento de nuestro negocio, nos evitaremos sustos y problemas posteriores, y en el caso de que estos ocurran saber cómo resolverlos a la mayor brevedad.
- Infórmate sobre la competencia. Debemos diferenciarnos de los demás, planteándonos cada día qué es lo que podemos hacer por nuestros clientes. Un claro ejemplo lo tenemos con las tiendas de productos electrónicos. Muchas tienen los mismos productos y la diferencia de precio es mínima. ¿Cómo conseguir entonces qué el público venga a nosotros? Ofreciendo atención personalizada, mediante sencillas consultas enterarnos qué nuevos artículos les gustaría que tuviésemos, un buen servicio post venta, etc… lo importante es que marquemos la diferencia, siempre desde la honradez y la honestidad.
- Ganancias y costes. En este caso debemos tener claro qué cantidad de dinero se destina a cada departamento, de forma que nos ciñamos a un presupuesto, tratando así de mejorar las ganancias.
- Financiación. Todo lo anteriormente citado puede caer en el más absoluto de los olvidos si no tenemos claro desde un principio cuáles son los costes reales para poner en marcha nuestro negocio, teniendo en cuenta en todo momento cómo conseguiremos ese dinero, es decir, si a través de un banco, si ya lo tenemos, a través de Business Angels…