Ante el estancamiento generalizado de la economía española, y el cierre, casi total, del grifo del crédito, la franquicia española se ha visto en la obligación de encontrar nuevos nichos de mercado en los que expandir su modelo de negocio, y la internacionalización ha sido la manera elegida, por las ventajas evidentes que proporciona.
Así, durante el pasado año 2010 hasta un total de 230 franquicias de nacionalidad española se habían implantado en el extranjero, en un total de 112 países, y en lo que llevamos de año 2011, ese número se ha incrementado hasta 242, lo que demuestra la importancia de los mercados internacionales para encontrar nuevas formas de crecimiento.
De todos los sectores económicos, el de la moda es el que más se está atreviendo a esta aventura internacional, con 58 enseñas diferentes, seguido, muy de cerca, por el sector de la hostelería, que ha exportado un total de 40 franquicias al exterior.
Este crecimiento en la internacionalización de la franquicia se encuadra dentro de un modelo en progresión por las ventajas que ofrece al franquiciado, con respecto a iniciar un proyecto empresarial desde cero. Gracias a la franquicia se tiene el apoyo necesario como para afrontar los retos más dificultosos de los comienzos, que es donde se necesita el apoyo más directo.
Por ello, muchos emprendedores acaban decantándose por un modelo de franquicia que les facilita el acceso al apoyo por parte de la central, tanto a nivel de marketing como de penetración de mercado, lo que les facilita, sobre manera, el desarrollo empresarial.