Basta echar un vistazo a cualquier listado o guía de franquicias para observar que algunas cadenas prescinden del canon o royalty de publicidad, con el propósito de resultar más competitivas en el apretado mercado de la franquicia. Pero a pesar de que este detalle pudiera parecer a priori más interesante para el emprendedor que valora apostar sus ahorros por una marca –sin duda hace más atractiva la rentabilidad de un concepto de negocio–, a la larga le va a perjudicar: la ausencia de una recaudación y su posterior uso en campañas publicitarias, destinadas a incrementar las ventas de una cadena, puede ser la causa de una casi segura pérdida de cuota de mercado, lo que a la larga perjudica más de lo que benefició en el arranque del negocio.
De hecho, la ausencia de este pago periódico oculta en muchas ocasiones la inexistencia de un verdadero plan de comunicación de las bondades de la marca. Algo, hoy por hoy, imprescindible en cualquier empresa que se precie.
El negocio que no hace publicidad, mal lo tiene
La franquicia que no aprovecha las economías de escala para permitirse una publicidad que de otro modo sería imposible individualmente, mal lo tiene
El franquiciador que no sabe qué hacer con el fondo de marketing y publicidad recaudado, mal lo tiene
Suena un poco patético lo de que haya enseñas de franquicvia que no se ocupan de organizar buenas campañas para su marca, ¿no? Con la de dinero que podrían recaudar para hacer buenas campañas…
Pues anda que si las centrales de frasnquicia no saben qué hacer con los royalties de publicidad, no te digo los pobres franquiciados, que han pagado por un asesoramiento en determinadas areas de negocio que luego no reciben.
Y este es un claro ejemplo.