“¿Qué sucede con los emprendedores españoles?”, por José María Neira, fundador de Trimage y Dinamix

Montar una franquiciaLas vacaciones estivales siempre invitan a pararse y reflexionar, cosa que no siempre permite el trasiego cotidiano… Son relajadas jornadas de descanso que ayudan a pensar en ápices que se apartan cotidianamente debido al siempre fragor del quehacer diario, pero que no por ello revisten menos importancia. Casi al contrario: como dijo el filósofo, la verdadera importancia de las cosas residen en los detalles aparentemente insignificantes…

Pues bien, en mi caso concreto los pensamientos del pasado verano han tomado unos curiosos derroteros. Y es que últimamente me ha dado por sospechar en que, a la fuerza, debe de existir algún “problemilla” entre los pequeños emprendedores españoles, pues no es normal que nos topemos con ciertas dificultades a la hora de conseguir franquiciados en nuestro país, mientras que no dejamos de firmar franquicias en Escocia, Argentina, Armenia o Irlanda, por mencionar sólo unos cuantos destinos allende nuestras costas.


Y no me vale eso de que tal vez estamos poniendo más énfasis en vender nuestros conceptos de negocio con más ahínco en el exterior, porque no es cierto y lo sé de buena tinta –no en vano soy el que firma los cheques de las agencias de publicidad…–. Lo cierto y verdad es que la aceptación por parte del emprendedor foráneo es muy superior a la respuesta que estamos obteniendo en suelo patrio en los últimos tiempos.

Y eso que estamos hablando de dos conceptos de negocio sencillos de gestionar; vamos, que no hace falta una ingeniería de Caminos… Son originales y divertidos en lo tocante al impacto que causan en el público final, lo que siempre asegura un buen número de consumidores, que es lo que hace interesante o ruinoso un negocio. El emprendedor puede desarrollarlos desde la comodidad de casa; es decir que no precisa de grandes desembolsos inmobiliarios en el alquiler de establecimientos en primera línea comercial, como sucede con las grandes enseñas de restauración o moda. Precisan sólo de una mínima inversión, sin gastos fijos y con pingües beneficios…

¿Qué más ventajas se pueden pedir a la hora de convertirse uno en franquiciado de una cadena de franquicia? Y aún así, con todo y con eso, el emprendedor español no acaba de estar resuelto; no se termina de decidir… Recorremos todas las ferias habidas y por haber… Barcelona, Valencia, Madrid… y todo el mundo se queda extasiado con el producto que les damos a conocer… se interesan, preguntan, indagan… te comentan su enorme interés por unirse a alguna de las dos cadenas puesto que ya han hablado con alguno de nuestros franquiciados, y no les ha contado más que maravillas… y a la hora de la verdad ¿qué es lo que pasa? Cuando llega la hora de firmar el contrato, el bolígrafo con el que iban a dar su autógrafo no debía de tener tinta o es que les ha surgido una llamada de teléfono inesperada, en la que el ángel de la guarda de todo futuro emprendedor le dice que no deben de hacerlo; que es mejor seguir con el trabajo fijo de siempre… Sí, sí, ese del que llevan años echando pestes: en el que tienen un horario esclavo, de 9 a 2 y de 4 a 7, que no les permite disfrutar de la educación de sus hijos; en el que tienen que fichar cada mañana y que si llegan tarde corren el riesgo de no llevarse incentivos en la nómina del mes siguiente; en el que están aburridos de hacer cada día la misma tarea; en el que, en resumidas cuentas, no se llevan ningún beneficio a final de mes, porque a duras penas da para pagar la hipoteca…

Vámonos ahora de viaje al extranjero. Allí sí que es gracioso: la gente pone cara de asombro cuando ve nuestro producto… miran con caras de asombro y comentan entre ellos, para después preguntarnos qué es lo que les estámos intentando vender. Cuando uno, con la mejor de sus sonrisas, les explica lo que es, parece como si se extrañaran y pensaran, negando con la cabeza, que les estás hablando de un negocio sin futuro. Así que, ni cortos ni perezosos tiran para delante dejando nuestro stand atrás, mientras sigues haciéndoles comentarios a los que no prestan atención. Pero, ay amigo, pasados unos días recibes “la llamada del ahorro”: esa en la que un tal Peter te dice todo lo que le gustó del concepto de Trimage o de Dinamix, y que está dispuesto a firmar un contrato. Y lo curioso es que sí que lo hace. Que ni se lo piensa: se mete directamente en la aventura, con una ilusión desbordante, y encima intenta convencer a sus vecinos para que lo hagan… ¡Qué diferentes somos en este mundo, ¿eh?

Por eso, volviendo a mi razonamiento del principio, digo yo, e insisto, en que ¿qué nos pasa en España? ¿Por qué la gente no se anima, aun cuando el desembolso inicial apenas supera los 10.000 euros? ¿Por qué la gente no arriesga? ¿Tanto miedo hay a poner en práctica nuevas ideas, en adquirir nuevas enseñas? Parece mentira que la gente no se canse de tanta franquicia similar y de tanta competitividad desbordante. Animémonos a hacer cosas nuevas, a apostar por los negocios del futuro, a triunfar en el mundo de los negocios.

En cualquier caso, no quiero ser demasiado Sancho Panza, pero qué gran parte de razón tenían muchos de sus refranes, como el de que quien no se arriesga, no gana. ¿O no? Y eso pasa tanto en Irlanda o en Armenia, como aquí. Para que después digan que los españoles son muy lanzados… Será en cuestiones de ocio, porque lo que es en el mundo de los negocios, a las pruebas me remito. Juzguen ustedes.

Publicidad

9 responses to ““¿Qué sucede con los emprendedores españoles?”, por José María Neira, fundador de Trimage y Dinamix

  1. creo que usted mismo se responde: «…no se llevan ningún beneficio a final de mes, porque a duras penas da para pagar la hipoteca…»

    y respecto a «…el de que quien no se arriesga, no gana…» volvemos a lo mismo, quien me asegura que voy a dejar mi empleo de ahora por otra cosa y eso no va a ser ir de malaga a malagon, todavia si tuviera margen para rectificar…, pero si ya me aprieta el zapato con la hipoteca mal vamos, aun mas cuando en los negocios por cuenta propia lo normal es escuchar un «recuperando la inversion tras el año x», y mientras como llego a fin de mes?

  2. Veo que para ti la hipoteca es mucho mas que una deuda con el banco: es algo que te mediatiza la vida e impide que veas las cosas y las juzgues con claridad. Este articulo no va dirigido a ti, está claro. Pero deberías relajarte y ver las cosas sin ese filtro asfixiante, porque si la empresa te echa te vas a hundir en la miseria.

    El mundo de los negocios es para gente con algo mas de arrestos. y no te ofendas: hay gente que vale pera torero, otros para ingenieros de caminos y tambien hay gente para ser camarero o cirujano cardiaco…

  3. Pingback: www.negociame.com
  4. el que tenga que pagar una hipoteca y disponga alegremente de 10.000 euros para gastarlos en abrir su propio negocio que levante la mano

    pero antes de hacerlo hazte la siguiente pregunta:
    ¿tendre que dejar mi ruinoso puesto de ahora ya que el horario es de 8 de la mañana a 8 de la noche y no tengo tiempo para ninguna otra cosa?
    en caso afirmativo ¿puedo sobrevivir x tiempo con 0 ingresos y pagando todos los gastos (mas los 10.000€ de antes)?
    aún así,¿pasado ese x tiempo, si las cosas no han salido bien, podré encontrar fácilmente otro trabajo, aunque sea esclavista?

    ¿cuantos levantan ahora la mano? supongo que tanto el torero como el ingeniero de caminos o el perito agronomo podran, el resto de los mortales, pues dificilmente

  5. Qué bonitos son los adjetivos y cómo podemos emplearlos para que, gracias a la dialéctica, parezca que tenemos más razón de la que realmente tenemos…

    ¿El que «dispone alegremente de 10.000 euros» puede poner ese negocio, pero el que «dispone de 10.000 euros» a secas no?…

    De todos modos, ya se lo dijo un lector anterior: un negocio por cuenta propia no es para alguien que, ya antes de ponerlo piensa «y si las cosas van mal…». Busque unas oposiciones y hágase funcionario: es un puestecito para toda la vida.

  6. si mas gente pensara en el «y si las cosas van mal» no irian tan mal como van ahora, con hipotecas e hipotecas sobre hipotecas a 40 años, y no sólo eso, es de inconscientes hacer lo contrario y lanzarse a dios sabe donde sin cubrirse las espaldas

  7. 1º Entre cubrirse las espaldas y que le aseguren a uno por escrito y ante notario que todo va a ser de su completo agrado está esa sutil diferencia entre valer para ser emprendedor y ser un asalariado en potencia.

    2ª ¿Las cosas sólo le van mal a los españoles? Parece que no ¿verdad? ¿Es que sólo somos conscientes aquí, y los extranjeros son unos chalados y unos «viva-la-virgen»? Porque lo que defiende el autor es que le extraña la diferencia de ánimo emprendedor entre el suelo patrio y allende nuestras fronteras…

    3º Si más gente pensara que «todo puede ir mal» tendríamos un país de pesimistas que jamás se atreverían a nada. Hablamos de emprendedores (como pone en el título) no de «nacíos pa trabajá pal estao».

Comments are closed.